matrimonioLas personas lidian con la adicción a las drogas de un ser querido de diferentes maneras. Algunas personas podrían tratar de ignorarlo, esperando que de algún modo se corrija por sí solo. Otros podrían decidir que el adicto optó por usar drogas y por lo tanto se le debe dejar en paz para que tome sus propias decisiones en el futuro. Por otra parte, hay quienes sienten que es su trabajo o su responsabilidad ayudar a su ser querido, apoyándolo y prestándole la ayuda que necesita para resolver sus problemas de abuso de sustancias y volver a tener una vida saludable y feliz. Desafortunadamente, es más fácil decirlo que hacerlo.

 

El calvario de la esposa cuando tiene un cónyuge drogadicto

Es común que cuando una pareja se encuentra de pie ante el altar, con su familia y con sus amigos, jurando amarse y cuidarse, en la salud y en la enfermedad, en la prosperidad y en la adversidad, no se dé cuenta de que el consumo de drogas pueda ser la peor pesadilla de “la enfermedad y la adversidad”. No es nada raro que muchos individuos se sientan confundidos, enojados, culpables o impotentes al ver a sus seres queridos inmersos en una lucha con la adicción. En muchos casos, la tensión que trae el abuso de sustancias puede destruir las relaciones y los matrimonios. El cónyuge sobrio podría darse por vencido pensando que no hay nada que hacer y el drogadicto podría apartar a su cónyuge rechazando sus ofertas de ayuda. Sin embargo, algunas personas podrían lograr salvar su matrimonio gracias a un efectivo tratamiento de rehabilitación.

Cuando el esposo de L.N. se volvió drogadicto, lo que más la trastornó fue su propio sentimiento de fracaso. Ella pensaba que era su deber como esposa ayudarle a superar sus problemas y obstáculos en la vida, y sin embargo no había logrado impedir que se volviera tóxico dependiente. Aunque ella no estaba usando drogas, sintió que la situación se le había escapado de las manos por completo.

L.N. también luchó con las mentiras de su marido. Cuando fue arrestado por primera vez por posesión de una sustancia controlada, L.N. puso en duda si las drogas eran de el o no. Cuando finalmente se dio cuenta que él si estaba usando drogas, su esposo se enfureció con ella por no apoyarlo o respaldarlo. Un día, el esposo de L.N. no pasó una prueba de drogas realizada al azar en el trabajo. Esa noche no volvió a casa sino hasta las 6:00 de la mañana siguiente ya que no podía enfrentar y admitir había sido despedido. Él amaba su trabajo. L.N. estaba molesta porque había pasado toda la noche fuera sin avisarle de su paradero y él estaba igual de molesto porque ella no le creyó cuando le dijo que se habían equivocado en la prueba. L.N. decidió respaldarlo y lo apoyó en su esfuerzo por volver a su trabajo al cual renunció sólo unos pocos meses después.

 

Como obtener ayuda para la adicción

Poco tiempo después, L.N. recibió una llamada de su esposo. Estaba en la cárcel por posesión de una sustancia controlada. L.N. estaba destrozada. Sus emociones oscilaban entre la ira y el dolor mientras se debatía entre dejarlo o no en la cárcel y al final decidió que tenía que encontrarle algún tipo de ayuda. Su esposo admitió que tenía problemas con las drogas y que necesitaba ayuda, pero no sabía cómo dejarlas. Él estaba desesperado y L.N. sentía como si estuviera atada de manos. Una búsqueda en el Internet la condujo a la página de Narconon, y supo que había esperanza.

Después de hablar con un asesor de Narconon, L.N. logró sacar a su marido de la cárcel y lo llevó directamente a un centro Narconon. Tenía la esperanza de que su marido quisiera terminar el programa por decisión propia y por el amor a su familia, y no tan sólo para evitar la situación legal en la que se encontraba. Después de unas semanas, se vio recompensada al ver un drástico cambio positivo en las actitudes de su esposo. Él estaba enfocado en el futuro en vez del pasado. Mientras él se curaba de los efectos físicos y mentales de su adicción a las drogas, su esposa L.N. también se recuperaba de la confusión, la impotencia y la agitación por la cual había pasado.

Hoy en día, el hijo de L. N. está aprendiendo a decir no a las drogas, mientras que su padre se está recuperando de ellas. L.N. siente que ahora se están comunicando realmente cuando hablan, y que su esposo completará el programa Narconon con las habilidades que necesita para manejar los problemas en su vida sin tener que recurrir a las drogas de nuevo en el futuro.